Cuando buscan entrevistarse conmigo, es porque se lo recomendó alguien, o porque leyó alguna nota sobre mi trabajo y comprendió los logros y cambios que hacen las personas que me consultan.
Cambios que comienzan a sentirse en un tiempo lógico, porque ya en el primer encuentro comienza nuestra empatía cuando quien consulta encuentra lo que busca, que no sólo es ser escuchado, sino también comprendido.
Es decir, que ya en su primera consulta la persona suele salir más tranquila y con un resultado concreto. Esto sucede porque puede llegar a comprender el nudo de su mal-estar, el trabajo de diagnóstico y de tratamiento que utilizo lleva al Cliente a vivir, comprender y obtener un entendimiento profundo de su problema.
En la segunda sesión de trabajo, armo junto al Cliente un Genograma.
A medida que vamos desentrañando estas situaciones conflictivas, dolorosas o secretas de su familia, comienzan los cambios. Esto sucede porque comprende la razón de los problemas y ahí es donde comienza a cambiar sus puntos de vista y por ende sus acciones, vislumbrando parte del camino de salida a su crisis.
Según mi experiencia los núcleos familiares se organizan de un modo similar y por lo tanto no hay familia sin conflictos. Esto sucede en todos los continentes, a través de distintas culturas y en cualquier idioma, tanto en individuos como en familias y empresas. El objetivo final de la confección del Genograma entre el Mentor y el Cliente, es ayudarle a descubrir su historia para que pueda modificarla.
Claramente esta disciplina no propone una receta de autoayuda para que la gente piense que los cambios se producen mágicamente sólo con repetir ciertos mantras.
Por eso una vez que el consultante se reconoce como parte del Genograma de su familia y tiene claras sus dificultades reales, comienza un proceso de cambio en donde a través de encuentros semanales, el Mentor acompaña al Cliente por un certero camino que lo ayuda a pensar y a pensarse entendiendo que sin comprensión ni paciencia, y sin ejecutar las acciones correspondientes para generar los cambios, será imposible salir de los círculos dolorosos.
En definitiva, el objetivo de mi tarea como Mentor es que la persona pueda sumar conocimiento, que se sienta íntegro, seguro, exitoso y que respire el aire puro de la libertad que le proporciona la independencia a partir del discernimiento y la acción.
Desde ese lugar el consultante será reconocido y comenzará a tener en cuenta a los otros, logrando esos cambios que vino a buscar en su primera entrevista y sentirá la satisfacción de poder dejar atrás las dificultades que lo trajeron originalmente a consultarme como Mentor.